Drogas: sustancias que una vez introducidas en el organismo vivo son capaces de modificar una o más de sus funciones.
Drogas o sustancias psicoactivas: son las sustancias cuyos efectos predominantes son a nivel del sistema nervioso central produciendo cambios del estado de ánimo y de conciencia.
Las sustancias más usadas en nuestro país son:
Alcohol
Tabaco
Psicofármacos
Marihuana
Cocaína
Pasta base
Clasificación según el efecto predominante sobre el sistema nervioso central:
Depresoras: Generan un enlentecimiento de la actividad general, relajación, disminución de la atención y concentración. Alcohol etílico, sedantes, derivados del opio, hipnóticos (inducen el sueño), entre otros.
Estimulantes: Provocan euforia, sensación de bienestar, disminuyen la fatiga, el hambre y el sueño. La persona se siente poderosa y omnipotente. Cocaína (clorhidrato de cocaína, pasta base de cocaína, crack), nicotina (tabaco), anfetaminas, éxtasis, entre otras.
Alteradoras: Generan una alteración de la percepción sensorial, diferentes estados de conciencia, alteración del humor, alteraciones del pensamiento fundamentalmente en lo espacio – temporal. Marihuana, hongos, LSD, entre otras.
Tipos de consumo:
El consumidor es la persona que utiliza determinada sustancia para obtener distintos efectos. Los efectos son distintos según la sustancia y según la persona, sus expectativas y en ambiente en el cual consuma.
Uso: La persona usa la sustancia en forma ocasional. No hay alteración de la vida cotidiana de la persona, se mantienen los hábitos. El consumo sin regularidad de tiempo, tiene fines recreativos, experienciales o como complementos de la alimentación. Las dosis son muy bajas.
Riesgos del uso: A pesar de su poca frecuencia y baja dosis, el uso tiene riesgos si la persona se encuentra bajo efectos de la sustancia en ciertas condiciones: tránsito, uso de maquinaria, trabajo en general, estudio. También tiene riesgos si la persona tiene ciertas características como: ser adolescente, estar embarazada o en lactancia, problemas de salud (cardiovasculares, mentales, metabólicos, etc…), estar malnutrido.
Abuso: Es el uso en dosis excesivas, y/o que se hace regular y persistente, muchas veces sin control. Comienzan a aparecer conflictos, deterioro en su vida cotidiana, sobre todo en los vínculos familiares y sociales. Se establece una doble vida, la del grupo de consumidores y la de la adaptación a la vida social.
Dependencia: Se caracteriza por la búsqueda compulsiva de las sustancias. Hay un notorio deterioro familiar, social, laboral; la persona modifica sus hábitos. Hay un compromiso orgánico y psíquico. La persona se caracteriza por relacionarse a través de las mentiras, la manipulación, el engaño, para ocultar su consumo. En algunos casos aparecen los problemas legales. Casi siempre, problemas económicos. Es lo que comúnmente se llama “adicción”.
La persona dependiente
No puede decir que no o
No puede parar una vez que inicia el consumo.
En algunas personas, se dan los dos elementos a la vez.
Tolerancia (“aguante”)
La sustancia, al ser ingerida, provoca alteraciones en el funcionamiento del organismo. El organismo se adapta, y la sustancia genera menos efectos que al inicio. Esto puede llevar a que la persona aumente las dosis para intentar obtener el mismo efecto.
Síndrome de abstinencia (“mono”)
Cuando una persona que ha estado abusando o dependiendo de una sustancia deja de consumirla, se produce una serie de síntomas físicos y psíquicos desagradables, específicos para cada droga.
Cuidado: el síndrome de abstinencia del alcohol, de derivados del opio y de algunos medicamentos puede tener riesgos graves para la salud, incluso la muerte. Hay que consultar al médico.
El síndrome de abstinencia de la marihuana y los derivados de la cocaína (clorhidrato, pasta base, crack) no presenta riesgos directos a la vida. Son síntomas de índole psicológica. Sin embargo, hay medicamentos que ayudan a sobrellevarlo mejor.